BROADWAY PILLA LEJOS ¿Y QUIÉN LO NECESITA? | TEATRO MUSICAL USAL
No
hay nada como el directo, nada como asistir a la inauguración de una
exposición, al estreno de una película, una obra de teatro, un concierto, una
performance... saber que algo se representa para un momento que será único e
irrepetible; que nace y muere en una, dos, tres horas, aunque en realidad
sientes que el tiempo se ha parado para ti en ese preciso instante, porque cuando se vuelva a
representar ya será de otra manera, la luna será otra, las personas allí
reunidas variarán, sus miedos e ilusiones serán renovados y todo será
diferente.
Un
silencio sepulcral precede al levantamiento del telón al igual que la más
oscura de las noches anticipa el amanecer. Se puede escuchar el latido a 200
pulsaciones de los artistas, predecimos sus miedos y alegrías entre las
bambalinas, los nervios de que todo salga bien, que el público vibre y que la
obra, llegue a calar en cada una de las almas allí reunidas. A esto se le
llama PASIÓN. El “pathos” que en la antigua Grecia se refería a
sufrimiento, ha pasado a nuestro universo como todo aquello que infunde un
sentimiento fuerte de amor. Cuántas veces van unidos ambos términos
sufrimiento-amor, demasiadas veces. Uno se nutre del otro, no concebimos lo
hermoso sin la fealdad, la bondad sin la perversidad y la gratitud sin el
olvido.
Se
abre el telón y todos los allí reunidos que formamos parte de ese momento
mágico, nos comportamos como si de repente tuviéramos 7 años sabiendo que algo
va a suceder, sin prejuicios contaminados, para poder disfrutarlo por completo.
Y en el tiempo que dura el espectáculo un tsunami de sentimientos se va
agolpando en nuestras mentes recordando un olor, una caricia, un amanecer,
rescatando algo que ya había quedado dormido en la caja del olvido. A esto se
le llama EMOCIÓN. Del
latín “emotio”, que significa impulso, y que adaptamos
a nuestra experiencia como todo aquello que hace agitar los sentidos. Y
en un mundo donde la sensibilidad y la emoción se llegan a percibir de forma
peyorativa, tachándola de sensiblería con un halo de cursilería y
sentimentalismo, llega a ser difícil si no imposible, la tarea del artista.
Leí
en alguna ocasión que para que algo salga bien hay que ponerle “corazón y
cerebro”. Sentimiento que salga del corazón, alegría-odio-rechazo-amor-protesta,
sea cual sea, es necesario sentirse vivo para poder pintar, interpretar, cantar
o escribir un poema; de lo contrario seriamos robots y el arte ya no sería
arte. Por eso me encanta encontrar una errata en un manuscrito, un arrepentimiento en la pintura y una nota desafinada en
la melodía, me hace recordar que el artista está vivo, y que la belleza no está
en la perfección. Benditas notas desafinadas y malditas canciones artificiales
fabricadas por ordenador. A este respecto hay una corriente artística llamada wabi-sabi que surgió en Japón en el siglo XIV y
que viene a traducirse como el arte de ver la belleza en lo imperfecto.
Respecto
al otro ingrediente fundamental, el cerebro, es importante en cuanto a la
técnica, metodología, sistema, estudios, que resultan de suma importancia a la
hora de llevar a cabo cualquier aventura artística. A veces se trata de
preparación, y otras resulta ser un don con el que se nace.
A la
locura del espectáculo habría que añadirle además el valor. Sólo conjugando
dosis de locura-genialidad-emoción-creatividad puede nacer una obra. Y el valor
es intrepidez, mérito, esfuerzo, ganas, sacrificio, compromiso y mucho amor
propio. Cuántos artistas fueron rechazados en las Academias de Pintura,
cuántos genios no vendieron un cuadro en su vida, cuántas críticas se llevaron
los que ahora cuelgan sus obras en las famosas galerías y las subastas de arte
se pelean para incluirlos en sus pujas desorbitadas. Sólo el que sigue creyendo
en sí mismo y sigue intentándolo una y otra vez, gana; está claro que fracasa
el que tira la toalla. A esto se le llama CORAJE.
Del latín “cor” y del griego “kardià” que viene a ser algo así como echar el
corazón por delante.
Una
vez la obra haya llegado al público, pueden presentarse varias situaciones. Que
sea recibida con aplausos, vítores, pitidos, indiferencia... de todas, ésta
última sin duda es la peor. Cualquier respuesta positiva o negativa, es
aceptada, debe ser aceptada por el artista. Se cuenta con ello. No estoy muy de
acuerdo con la cita “grita las
alabanzas y susurra las críticas”. De
unas y de otras se deben hacer eco los artistas, escuchar solo unas y eludir
otras no haría más que entorpecer un crecimiento artístico y
mostraría una visión demasiado sesgada de la realidad. Pero tanto los elogios
como las desaprobaciones han de ser cuidados, meditados, fruto de la reflexión
y del análisis, y deben ser transmitidos con madurez y compromiso. A esto se le
llama RESPETO. Del latín “respectus”, acción de mirar atrás, sin duda un valor
basado en la ética y en la moral.
De
este modo, el artista toma en consideración no solo su crecimiento personal,
sino también la huella que ha dejado en el espectador, aunque inevitablemente
su obra, que ya no le pertenece, habrá calado de una u otra forma en cada
persona debido a circunstancias que escapan a su control. Para que el artista
pueda hacer un feed-back entre su obra y el público es
necesario el respeto aludido anteriormente. A esto se le llama RESPONSABILIDAD. Un término un
tanto abstracto que hace referencia a un valor innato en la persona y en su
propia conciencia y que viene a ser algo como la capacidad que uno tiene para
responder (del latín “responsum”)
o asumir las consecuencias de sus decisiones. Dicho esto, cualquier crítica ya
sea positiva o negativa que se tiña de insultos, vejaciones, ofensas o
humillaciones, no será tal crítica sino oprobios. Del latín “opprobium”, vergüenza, deshonra, ignominia. Y a
esto, sí que no se le debe dar mayor trascendencia.
En
suma, el trabajo realizado desde la pasión, la emoción, el coraje, el respeto y
la responsabilidad, merece toda consideración.
Y
todos estos ingredientes se dan en un grupo de estudiantes universitarios de
Salamanca que han formado GLEE
CLUB USAL, y que recientemente, el pasado miércoles día 10 de mayo
interpretaron el musical “Broadway pilla lejos”,
llevado a escena en el Teatro Juan del Enzina. Se trata del segundo trabajo
realizado por este club, cuya dirección corre a cargo de Santiago Santamaría y
Juan Torres, en la que se representa una obra de Teatro Musical que rinde
homenaje a algunos de los mejores musicales de Broadway.
Charlamos
con el alma mater del club, Santiago, para que nos acerque a este proyecto
porlasendadelarte: ¿Cómo surgió la idea de
formar vuestro club y cuál ha sido vuestro objetivo al formarlo?
Santiago Santamaría: La
idea surgió de un grupo de tres amigos, de los cuales solo una permanece
todavía en el Club. Eran amantes de la música y pensaron que Salamanca
necesitaba un grupo en el que la música que se escuchase no fuese la típica de
coro, es decir, música culta, sino que se podría formar un grupo de gente joven
que hiciese música por y para gente joven. Música alegre, popular y que llegase
a los estudiantes.
El
comienzo fue muy duro, principalmente porque ninguno de los 3 amigos tenía
conocimientos de música y no tenían las herramientas necesarias para poder decidir
qué ni cómo hacerlo. Yo entré en las primeras audiciones y pasados 6 meses me
incorporé al grupo directivo para poder dar la visión técnica – organizativa
musical que hacía falta.
Cuando
tomé las riendas musicales, y después de dar muchas vueltas, decidí que había
que formar un coro, no un grupo de cantantes solistas en el que cada uno
individualmente pudiese cantar algo, eso ya lo podían hacer en su casa. Había
que aprovechar la unión de 30 voces, 30 personas que podían aportar sus ganas
para en conjunto hacer música. Una música distinta a la que estamos
acostumbrados a oír en cualquier coro.
Yo
empecé a estudiar música a los 2 años y había pasado por violín, piano, solfeo,
armonía, armonía moderna, arreglos y orquestación; pero nunca me había enfrentado
a dirección coral. Fue un reto también para mí. Todos estábamos aprendiendo
algo.
Se me
ocurrió que podía ser buena idea hacer canciones de música pop a cappella, cosa
que se veía mucho por internet, en otros países pero en muy pocos grupos de España.
Así que nos pusimos a ello. El primer tema que arreglé para ello (lo recordaré
siempre) fue ‘’Don’t Worry be happy’’. El resultado no fue muy brillante,
aunque para nuestros ‘’yo’’ de entonces fue plenamente satisfactorio. Habíamos
encontrado un sonido, un estilo a explotar. Así que durante un año estuve
haciendo arreglos a más de 50 temas de música pop, tanto para aprender a
hacerlo como para ensayar con el coro. Con todos estos temas pudimos montar un
show musical ‘’A cappella para todos los públicos’’ que estrenamos el 14 de
mayo del 2015 en el Juan del Enzina. Seguimos un año más con este estilo, pero
hubo un momento que quería dar un paso más.
Ya
desde antes del estreno con dos de los fundadores del club fuera, empecé a
dirigir plenamente el grupo. Cualquier cosa que hubiese que hacer la diseñaba y planificaba con ayuda de mis
compañeros. Ha sido una implicación tremenda, por las infinitas ganas que tenía
de hacer música, de hacer sentir sensaciones que rondaban mi cabeza, de
transmitir.
Así
que mi compañero musicólogo, Juan Torres, me propuso montar junto con una banda
de músicos una obra de Teatro Musical, por supuesto acepté sin pensarlo. De
esta forma nació la semilla de ‘’Broadway pilla lejos’’.
Yo amo
profundamente el Teatro Musical. Está claro que la música puede llegar a
transmitir emociones que nada más se acerca a transmitir. Y cuando la unes con
una historia, con unos personajes, con unas ideas…. Nace la que para mí y para
tantos músicos que he estudiado a lo largo de la Historia de la Música (recordemos
el gran afán de Richard Wagner) la Obra de Arte Total. Esa obra de arte que une
baile, música, escritura, imágenes en vivo, escenografía…etc. en un solo
espacio y en un solo momento.
Para
ser la primera obra de teatro musical que escribía, necesitaba hacer homenaje a
todas aquellas que me inspiran día a día, a la famosa calle de Nueva York donde
se crea magia y a todos esos compositores que nos transmiten en sus obras
sentimientos como los que podemos sentir en cada una de ellas. Escogí unas 50
piezas, y fui descartando pensando en un posible guion las que mejor pudiesen
encajar.
Simultáneamente
tenía una historia en la cabeza, una historia cercana, una historia que yo
había vivido. Así que con la ayuda de Daniel Lino y Virginia Marbán conseguimos
adaptarla a lo que acabó siendo nuestro guion original. Creamos personajes en
los que se reflejaban distintos sectores de la sociedad, distintos miedos,
distintos sentimientos, y con los que creamos un mundo.
Entre
Juan Torres y yo hicimos los arreglos musicales para la banda, mientras que yo
me encargaba de todo lo vocal. Los músicos, Guillermo Muñoz, Jaime Álvarez,
Miguel Rodríguez y el propio Juan Torres pusieron todo de su parte para lograr que con 4 instrumentos exactos sonara algo grande y con relleno.
Me
gustaría recalcar como algo importante que excepto Juan y yo, y alguna
compañera más, nadie vive de la música, no somos profesionales, no somos
dramaturgos y no hemos recibido esa formación.
porlasendadelarte: ¿es
un grupo abierto a todos los estudiantes de la USAL?
Santiago Santamaría: Absolutamente.
En Glee, por lo menos desde que yo estoy al mando, hay espacio para todo el
mundo. Incluso hemos tenido a gente que no estudiaba en la USAL, sino en la Universidad
Pontificia. Lo único que es indispensable es tener ganas de cantar y de
pasárselo bien. Porque el coro es para cantar, sí, pero también para hacer
amigos, para crecer como personas, para vivir nuevas experiencias…etc.
porlasendadelarte: La
ilusión por participar en un grupo así es imprescindible, supongo que el buen
rollo de los integrantes es fundamental, son muchas horas de ensayo... ¿Se podría
decir que es el requisito básico de vuestro club?
Santiago Santamaría: La
única condición obligatoria de todas las maneras posibles es no crear malos
ambientes. Hubo unos meses que el grupo que tenía (los grupos cambian cada x
tiempo, somos universitarios y la gente se va y viene dependiendo de sus estudios)
no encajó bien con la forma de trabajar de todos los demás que llevábamos
tiempo en el grupo. Se crearon ambientes turbios de enfados y demás y tuve que
disolver el grupo porque yo sin buen rollo ni ganas no trabajo, lo tengo muy
claro. Voy al coro a cantar, a desahogarme de mis problemas de todo el día, a
desconectar del mundo y sumergirme en la música, pero no a pasarlo mal.
porlasendadelarte: Saber
rodearse de un buen equipo de trabajo con el que se compartan inquietudes es
básico para llevar a flote el proyecto. Me imagino que dirigir, escribir el
guion, interpretar, no es nada fácil si no se reparte un poco el trabajo ¿De
qué manera desempeñáis los diferentes cargos: dirección, coordinación,
coreografías, publicidad, etc.?
Santiago Santamaría: Toda
la dirección artística recae sobre mí. Creo que tengo demasiadas ideas y
necesito sacarlas de alguna forma. Mis compañeros aportan todo lo que quieran,
por supuesto, pero al final en los proyectos artísticos tiene que haber alguien
que coordine todas las ideas y decida cómo se hará definitivamente, y mis
compañeros decidieron que yo sería ese alguien. Quizá por mi formación o quizá
por mis muchas ideas para crear espectáculos.
La
directiva la forman 6 personas (yo incluido) y todos los temas burocráticos –
administrativos se reparten entre los 6.
Las
coreografías también las hacemos nosotros. Este año me ayudé de un compañero
que había ido a clases de baile para montarlas: Miguel Ángel Sánchez García,
que desde el primer año está en el grupo (2013). Uno de los fundadores, ya
fuera del grupo por motivos laborales, es quien se encarga de diseñar en base a
nuestras ideas los carteles de publicidad, Óscar Pérez Clemente.
porlasendadelarte: Cuéntanos un poco qué
tipo de obras representáis y en base a qué criterios las elegís.
Santiago Santamaría: Hemos
representado 2 obras /espectáculos. Ambas originales. El criterio es que ya hay
muchas cosas escritas, y aunque sería más fácil seguir algo ya hecho, queremos
mostrar algo propio, algo que sea nuestro y que recordemos toda la vida. Me
gusta crear, me gusta lanzar ideas al público, me gusta, desde mis palabras,
hacer reír y llorar. ‘’Broadway pilla lejos’’ es en gran
parte una serie de historias y sentimientos propios unidos y entrelazados para
crear una historia, mis experiencias y mi forma de pensar el mundo plasmada en
un escenario con unas canciones.
porlasendadelarte: Santiago,
disfrutamos muchísimo el pasado día 10 de mayo, con el musical “Broadway
pilla lejos”. El público no paró de disfrutar de vuestras apariciones
en escena, donde la ilusión de la que me hablas se palpaba en todos y cada uno
de vosotros. Os aplaudimos en cada canción, hubo risas, emoción, y al final
tuvisteis al público en pie durante varios minutos. Me imagino que fue una
emoción y una satisfacción por el trabajo bien hecho después de tanto esfuerzo
y ensayos. Háblanos de este musical.
Santiago Santamaría: El
objetivo era mostrar a través del personaje principal Noah, cómo las personas
no son tan simples como parecen. Tenemos distintos impulsos, ideas. Queremos
hacer lo necesario para nuestra felicidad o queremos complacer a los demás.
Dónde está el término miedo, cuáles son las consecuencias. Y el climax de todo: la soledad social. Es
cuando nuestro protagonista siente esto, cuando se da cuenta de que una vida en
soledad no tiene sentido. Sin amigos para acompañar su viaje, no merece la
pena.
El
grito desgarrador que en la obra se puede oír en la canción ‘’Getsemani’’ del musical Jesucristo
Superstar, que interpreto al final del acto II, es el llanto de una persona sin
apoyos, sola, a quien la sociedad ha dejado de lado por su comportamiento
egoísta.
Hay
que buscar el punto medio entre tú y el resto; entre ser plenamente feliz
egoístamente y hacer felices a los demás, porque eso también da felicidad.
Las
mismas dudas que se plantean a la hora de escoger una vida (Canción: Cuéntanos dinos lo que va a pasar) son
las mismas que de forma más agónica se plantean al darse cuenta de que está
solo y antes de decidir dejar de ser tóxico para su ambiente.
porlasendadelarte: Me
consta, así lo percibí, que la ilusión que ponéis en vuestras representaciones
es el motor del club, pero supongo que necesitareis de una infraestructura para
poder llevar a cabo vuestros ensayos, representaciones, atrezzo... ¿Nos puedes
contar qué beneficios obtenéis de vuestras representaciones?
Santiago Santamaría: ¿Económicos?
El dinero de las entradas que va para gastos del grupo: vestuarios, alquiler de
salas de ensayo durante todo el curso, material…etc.
Hay
que agradecer que el servicio de actividades culturales produce todo lo
necesario en cuanto a soporte técnico (micros, cables, monitorización, técnicos
especialistas…etc.) Es una gozada trabajar con los técnicos del Teatro Juan del
Enzina por su profesionalidad, amabilidad y simpatía con nosotros.
Santiago,
queremos agradecer el tiempo que nos has dedicado para acercarnos al mundo del musical y tu experiencia en GLEE CLUB USAL.
Reiteramos nuestra enhorabuena por la actuación y estamos deseosos de volver a
disfrutar con vosotros de otra experiencia, que esperemos no se demore mucho.
Muchas gracias
Realizado por Marián Herrero
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